Hace unas semanas hablábamos del maquetista más famoso de Melbourne. Ahora, volvemos a la misma ciudad para presentaros a otro artista de la maqueta: Daniel Agdag. Sus miniaturas parecen sacadas de un cuento antiguo, llenas de mecanismos y formas llenas de fantasía. Una de los aspectos que más impresionan de sus creaciones es el uso de un único material: el cartón. ¿Te gustaría descubrir sus obras? Sigue leyendo.

Pequeñas máquinas hechas de cartón

Las maquetas de este artista australiano son delicadas obras de ingeniería mecánica que sorprenden por su composición y sus formas. Todas están realizadas con cartón, pero no con cualquiera. Agdag pone mucho empeño en buscar el modelo de cartón exacto que le gusta para sus obras; y, sobretodo, se fija mucho en el color.

Según el propio maquetista, utiliza este material para demostrar que tiene otros usos, aparte de ser un embalaje. Se propone retos para él mismo, ya que se trata de un material frágil y, en ocasiones, tiene que fabricar las piezas más de una vez para conseguir los resultados que desea. Por otra parte, para trabajar con cartón son suficientes las herramientas más básicas. De hecho, su caja de herramientas está formada por pegamentos, reglas, un escalpelo y algunas piezas de relojero para los detalles más pequeños. Además, las posibilidades que da este material son infinitas por ser fácil de moldear.

Las maquetas de Daniel Agdag parecen capaces de flotar. Máquinas voladoras que no necesitan motor para volar, solo un poco de viento. La pasión del artista por los objetos voladores viene de sus orígenes. Su madre decidió emigrar a Australia desde Europa para quedarse allí hasta el final de sus días. Así, el maquetista asocia los aviones, las naves y demás vehículos con la idea de “escapar” sobrevolando el cielo. Una idea que siempre le entusiasmó, hasta el punto de soñar con poder volar hacia su propio destino, tal y como hizo su madre.

Un cineasta enamorado del 3D

Daniel Agdag realizó un Máster en Animación en 2006 y produjo dos cortos. En toda su carrera como estudiante, fue dibujando bocetos de lo que se le venía a la mente. La mayoría de esas ideas eran máquinas imposibles que plasmaba en el papel. Un día observó el trabajo de su vecino, que era arquitecto. Al ver todas esas maquetas arquitectónicas hechas con cartón, su cerebro se iluminó. Tenía que darle vida a sus dibujos.

Fue así como empezó su trayectoria como escultor. Durante cinco años, estuvo escondiendo sus obras, hasta que sus amistades más cercanas le convencieron para sacarlas a la luz. Así que las expuso en una pequeña galería. Desde ese momento, abandonó su trabajo como cineasta para dedicarse por completo a las maquetas de cartón.

Unos años más tarde pensó que sería una buena idea combinar sus dos profesiones. Las maquetas y el cine se unieron para dar forma a cortos animados de color marrón. Sí, porque el cartón sigue presente en la pantalla, dando un aire retro y fantasioso a las imágenes en 3D. Lost Property Office es su obra cumbre, una película que será visionada desde el 13 al 22 de octubre en el Festival de Cine Internacional de Varsovia.

Las figuras de Adgag no son como las maquetas arquitectónicas, vistas desde el proceso de construcción. El maquetista no planifica el proyecto. Simplemente coge un lápiz y comienza a dibujar para luego volver a improvisar en tres dimensiones. Sus obras van creándose sobre la marcha. Quizás es por eso por lo que son capaces de transmitir magia y llevar a los que la contemplan a mundos llenos de fantasía.

Fotografía del artículo: Notes on the road

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